Se me han muerto las palabras, al menos por el momento.
Agotadas, enfermas de repetición, de confusión y nostalgia.
Se fueron al apagarse en un suspiro.
Hoy he visto el futuro de una pareja que se va romper.
Y no hay nada que decir.
Otro día me vi aplastado por una calabaza que una mujer me cambió por mi corazón.
Y no hay nada que decir.
Después de años uno redescubre la música y no hay nada que decir.
Y las películas, que ahora son tan aburridas que ya no hay nada que decir.
Me guardaré un vale con un ¨Te quiero¨ para la próxima vez que apueste el alma entre la calabaza y el beso.
Y callaré.
Porque no hay nada que decir.
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