Todos los contenidos escritos se publican bajo una licencia de Creative Commons. Creative Commons License

Cuentos de Fermín Ventura a partir del binómio fantástico de Gianni Rodari.

Envia tu binomio-semilla a gatagrana@gmail.com

para plantar un cuento.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La pereza de amar


Esa manera de amar, desesperada, que busca el consuelo en el otro.
Esa manera de amar, tan corriente, que busca al salvador en lugar de al compañero de juegos.
Todo el trabajo que no has hecho tú sueñas que te lo haga el otro.


La pereza por preferir que uno nos devuelva un espejo deformado y potenciado de nuestras virtudes, en lugar de trabajar para sacarlas fuera.


Por eso el amor se vuelve egoísta.
Porque no es amor.

El egoísmo proviene de una carencia.
La carencia es una falta y la falta un concepto mental.

Solo existe existencia, la carencia es tan solo una idea de pobreza.
Hay que aprender a recibir y hay que aprender a dar.
Hay que aprender a recibir sin medida y hay que aprender a dar sin medida.

Las medidas son de nuevo parámetros mentales y la vida tan solo se expande, hasta donde necesita.

La pereza de amar negativa es la pereza de pulir el propio espejo y esperar a encontrar otro espejo que nos devuelva la imagen perfecta ahorrándonos el trabajo de desnudarnos para así encontrarnos y cambiándolo por el de dejar que te desnuden para dejar que te encuentren.

Pero uno se desnuda de verdad y se reconoce de verdad.
Y el otro te desnuda y te reconoce desde el propio mundo cuyo reflejo es ajeno, aunque al amar finjamos ser un mismo ojo.


La pereza de amar en positivo es el rendirse al control de la propia expresión del amor. Una energía sin cercas, que acepta la vida del otro mientras ofrece la propia.

Y no hay que aprender a amar, el ser lo lleva integrado.

Hay que aprender a ser el juglar que exprese su propio canto, aunque resuene el silencio, aunque se cante por dentro.

Amar es no temer a amar muy torpemente.
Porque la práctica abre el juego.

La pereza de amar es pereza de vivir.

Porque amor es gasolina, la serpiente y el sudor, el beso y la musaraña, la gota y el resplandor.

Amar es vivir y uno vive en cuanto ama.
Aunque ni siquiera lo sepa.

Porque no importa lo que uno piense, y no importa lo que uno crea.

Importa lo que uno sea. 

Y si uno se permite ser, y si uno se permite amar: la dirección es la misma.



No hay comentarios:

Publicar un comentario