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Cuentos de Fermín Ventura a partir del binómio fantástico de Gianni Rodari.

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para plantar un cuento.

miércoles, 23 de mayo de 2012

El parvulario


Cada conglomerado constataba que la sedimentación había sellado el problema de tal modo que sólo la partición limpia de la roca o su lenta disolución liberarían al preso que había quedado atrapado.

Se me apareció el entramado tras semanas ejerciendo de confesor de cuatro mujeres y un hombre, cada uno con su circo, criando sus propios leones, vistiendo sus propios payasos.

Yo era el sexto trapecista que dibujaba sin red los ejercicios previstos según el guión trazado. Todos formamos la malla. 
Y este embrujo es el cruce de idas, venidas, intentos, hechizos, fantasmas, rupturas y bucles.
Y en cada bucle el síntoma de un enredo.


El proyecto de hombre, el proyecto de mujer, cada trapecista del cuento: autómatas programados.

El vals estaba claro: repetir los mismos giros, las mismas promesas, el mismo dolor por cada  “debería”  no resuelto…  Daban ganas de escapar del baile. De desmontar la parodia.

Fuimos atados de tal modo que la huida es posible, aunque no lo parezca.

-No te concedo este baile. No escucharé mas tus quejas. No alimentaré tu fuego con este carbón de calleja que esta hecho de desechos. Ni aplaudiré tus problemas.

Estrellas tus propios cuentos vendiéndome la explosión.
Has aprendido de las noticias y el drama.

A llamar la atención de madre señalándote la herida.

Fabricas tus recaídas, todas del mismo patrón.

Cada uno tejió el suyo y lo muestra sin rubor, ignorando que cuando tienes cien disfraces parecidos es fácil imaginarte desnuda.


Aterra aprender la lección.
Queremos arrastrar los septiembres.

Tras el próximo escalón la vida será distinta y habremos de empezar de cero, sin trampas, disculpas ni excusas. Y si esta frase te dio miedo ahora ya sabes porque.

Salir del jardín de niños implica pasarse un mes observando el propio espejo.
Y poco hay que aterre mas. Mejor pensar que es tontería y arrastra lo que quede de vida huyendo de tu reflejo.


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